Solo en julio murieron de hambre al menos 35 presos en una cárcel al norte de Pyongyang, en Corea del Norte, porque los familiares no pudieron entregar raciones adicionales de alimentos debido a las restricciones impuestas por la pandemia de Covid-19. Según la información proporcionada por algunas fuentes internas que cita un extenso reportaje de Radio Free Asia (RFA), las muertes por desnutrición se produjeron en la cárcel de Kaechon, en la provincia de Pyongan del Sur. Las largas horas de trabajos forzados a las que están sometidos los reclusos suponen un enorme esfuerzo físico y la posibilidad de supervivencia depende de los alimentos adicionales que les proporcionan los familiares durante las visitas. Así funcionaba el sistema antes de la pandemia.
En mayo Corea del Norte declaró el estado de "máxima emergencia
nacional" debido a la escalada de contagios que había comenzado el mes
anterior. La medida se retiró a fines de julio, pero en estos meses las
familias que viven lejos de la cárcel no pudieron atender a sus parientes. La
consecuencia fue un aumento de los casos de desnutrición entre la población
carcelaria y “más de 20 mujeres perdieron la vida” en pocas semanas. "La
semana pasada -cuenta la fuente bajo condición de anonimato- visité a mi
hermana en la prisión de Kaechon - y me dijo que al menos 20 reclusas murieron
de hambre, sumado a las durísimas condiciones de trabajo".
Antes de la pandemia el número mensual de muertes era entre tres y
cuatro, agrega la fuente. “Hay por lo menos 50 presas -prosigue- que se
encuentran gravemente desnutridas en la cárcel de mujeres y fueron aisladas
junto con los enfermos. Ni siquiera pueden levantarse o sentarse. Parece que
solo están esperando morir”. “Cuando alguna muere… los guardias entran en la
celda y apilan los cadáveres a un costado. A fin de mes los demás reclusos
llevan a las víctimas en camillas para enterrarlas en las montañas detrás del
penal”. Los presos, concluye, "no pueden soportar un trabajo tan duro
comiendo sólo una bola de arroz".
Tras recibir fuertes críticas internacionales por el trato que se aplica
a los presos, Corea del Norte comenzó en 2015 a castigar a los funcionarios de
las cárceles donde se registraba una gran cantidad de muertes. Una de las
medidas que se tomaron fue permitir visitas mensuales en vez de trimestrales
como era antes. Además, el 10% de la comida que traían se debía compartir con
toda la población carcelaria, para que ningún recluso quedara excluido de las
raciones extra aunque no tuviera familiares.
Pero cuando comenzó la pandemia en 2020 las visitas volvieron a ser
trimestrales, lo que significó una fuerte reducción de los alimentos
disponibles y produjo una nueva ola de desnutrición. Las autoridades, en vez de
solucionar la crisis, decidieron imponer un control más estricto a la difusión
de noticias.
El 10 de agosto Pyongyang declaró la "victoria" en la lucha
contra el Covid-19 - que nunca se había mencionado antes, salvo algunas
referencias genéricas a una "fiebre viral"- afirmando que el país
estaba libre de la pandemia. Sin embargo continuamente siguen filtándose al
exterior noticias de que todavía hay centros especiales de cuarentena para personas
contagiadas o casos sospechosos. Una fuente de Pyongan del Sur refiere que
todas las personas que registran temperaturas superiores a los 37 grados deben
ser separadas de la comunidad. “La declaración de las autoridades afirmando que
ha terminado la emergencia -concluye- sólo es falsa propaganda”.
Vía:
Asia News