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sábado, 18 de marzo de 2023

Francia Márquez un verdadero ejemplo de superación


Nació el 1 de diciembre de 1981 en la vereda Yolombó, corregimiento del municipio de Suárez del departamento del Cauca, ubicado en territorio de una comunidad afrodescendiente. ​ Su infancia, según cuenta, "estuvo marcada por pasar tiempo en casa de mis abuelos maternos, otro tiempo con mi mamá y el resto con mis abuelos paternos." Su madre es partera, agricultora, minera. Su padre, agrominero y obrero. ​ A la edad de 16 años tuvo el primero de sus dos hijos que crio cómo madre soltera. Durante su adolescencia trabajó como minera de oro artesanal en su municipio y como empleada doméstica en la ciudad de Cali.

 

Márquez se graduó como técnica agropecuaria en el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). En 2020 como abogada de la Universidad Santiago de Cali. En 2021 inició una especialización en escrituras creativas en la Universidad ICESI.

 

Su activismo inició cuando era una adolescente, a la edad de 13 años, cuando la construcción de una represa amenazaba la existencia de su comunidad. ​ De 1994 hasta 1997 participó en el proceso de evaluación de los impactos que generaría a su comunidad y al territorio el megaproyecto de desviación del Río Ovejas a la Represa Salvajina, en particular los impactos que este proyecto traerían a la vida de todos los miembros de su comunidad, incluyendo el efecto negativo sobre su territorio considerado como ancestral, y por ende sobre la identidad étnica y cultura de sus habitantes. En el 2005, participó en el proceso de exigibilidad a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y a la Empresa de Energía del Pacífico (EPSA) para la reparación de los impactos creados por el megaproyecto Salvajina. Proceso que no tuvo en cuenta derecho fundamental al consentimiento libre, previo, e informado de las comunidades, con vía a reparar los impactos generados en los 35 años de vida de la represa.

 

En el 2009, inició un proceso de protesta a fin de evitar que las comunidades afrodescendientes del Consejo Comunitario de La Toma en el municipio de Suárez fueran desalojadas forzosamente del territorio ancestral, por cuanto el gobierno había entregado al señor Héctor Sarria, a empresas multinacionales como AngloGold Ashanti y a otras personas foráneas, títulos de explotación minera, violando el debido proceso a la implementación del derecho fundamental al consentimiento libre, previo, e informado. Este mismo año, el Consejo Comunitario de La Toma y varios de sus líderes fueron declarados objetivo militar por parte de los grupos paramilitares Águilas Negras, Los Rastrojos y Bloque Capital, pues según estos actores armados, la comunidad se estaba oponiendo al desarrollo e impidiendo la entrada de empresas multinacionales. Márquez instauró una acción de tutela exaltando la violación de sus derechos fundamentales a la vida digna, a la permanencia en el territorio, al debido proceso y a la consulta previa, libre e informada, los cuales fueron tutelados mediante la sentencia T-1045A de 14 de diciembre de 2010.

 

En el año 2013, fue nombrada como representante legal del Consejo Comunitario de comunidades afrodescendientes del corregimiento La Toma, cargo que ejerció hasta el 12 de diciembre de 2016. ​También participó en la Asamblea Permanente declarada por las comunidades afrodescendientes del Cauca, en la cual se le exigió al INCODER (hoy Agencia Nacional de Tierras) proteger los territorios ancestrales de comunidades negras y avanzar en la titulación colectiva, así como garantizar el acceso a la tierra por medio de compras realizadas por dicha entidad.

 

En el 2014, participó en la mesa interétnica e intercultural del Norte del Cauca desde la cual se le exigió al Gobierno Nacional detener la minería ilegal y el otorgamiento de títulos mineros sin consulta previa en territorios étnicos. Así mismo se le pidió realizar acciones que permitieran identificar posibles actos de corrupción institucional frente a la minería ilegal que estaba contaminando el territorio. En octubre de 2014, fue desplazada forzosamente del territorio y declarada, junto con sus hijos, objetivo militar por parte de grupos paramilitares.

 

En 2014, Márquez Mina fue una de las líderes que organizó una marcha a la que se unieron alrededor de 70 mujeres afrodescendientes que usaban turbantes que identificaban su origen étnico y que fue conocida como "La Marcha de los Turbantes" también conocida como "Mujeres Negras por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales". La marcha partió 17 de noviembre del corregimiento de La Toma en Suárez con 15 mujeres lideradas por Márquez Mina, durante el recorrido se unieron a la marcha mujeres de otros municipios del norte caucano que igualmente padecía el problema de la minería ilegal en sus territorios como Santander de Quilichao, Buenos Aires, Guachené y Caloto ​ y llegó a Bogotá el 27 de noviembre después de recorrer alrededor de 600 kilómetros a pie. ​El objetivo era exigir al gobierno el cumplimiento de la sentencia de la Corte Constitucional que ampara los territorios ancestrales de las comunidades negras de la región y exigir el fin de la minería ilegal y la minería inconstitucional que estaba causando la contaminación del río Ovejas y el desplazamiento forzado de comunidades.

 

La mujeres ocuparon un salón de la sede del Ministerio del Interior conocida como Casa La Giralda en el centro de Bogotá y en la Casa Afro, donde habitaron hasta el 11 de diciembre. Tras la movilización las mujeres lograron el reconocimiento de 27 Consejos Comunitarios del Norte del Cauca como sujetos de reparación colectiva.

 

Como activista, Márquez viajó a diferentes países tales como Estados Unidos, Ecuador, Panamá, México, Cuba, Suiza y Francia para llevar al conocimiento internacional las violaciones sistemáticas a los derechos humanos a las que ha sido sometido el pueblo afrocolombiano, y para resaltar la resistencia y la lucha por permanecer en los territorios reconocidos como ancestrales.

 

Márquez participó en diferentes foros y conferencias en varias universidades, y reuniones con parlamentarios del Congreso de los Estados Unidos, en instituciones gubernamentales y no gubernamentales, y eventos académicos exponiendo su visión sobre cómo funciona el racismo estructural en Colombia, y cómo las mujeres negras "son fuertemente violentadas y sus cuerpos usados como instrumento de guerra".

 

En el año 2018 le fue otorgado el Premio Goldman de Medio Ambiente por sus logros derivados del liderazgo con las comunidades negras y la lucha de estas por detener la minería ilegal de oro en su territorio. Igualmente obtuvo diversas menciones y reconocimientos por su defensa de los derechos humanos.

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