Cerrar un ciclo es un acto de amor hacia el alma. Es soltar con conciencia lo que ya no vibra con nuestra energía, agradecer lo vivido y permitir que el universo nos abrace con nuevas posibilidades. Cuando soltamos, dejamos que la vida fluya con la dulzura del perdón y la suavidad del merecimiento.
Te invito a crear tu propio ritual de cierre: enciende una vela blanca, toma una respiración profunda y unta en tus manos unas gotas de aceite DulSmir de zanahoria y bergamota. Masajea tu pecho con gratitud por todo lo aprendido y repite en silencio: “Dejo ir con amor lo que ya cumplió su propósito”.
Cada aroma, cada textura, es una oración al alma. Estos rituales son recordatorios de que la belleza y la energía fluyen cuando aprendemos a confiar. Cierra el ciclo con gratitud y abre tus manos al nuevo amanecer.
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