Primero fueron los
pandilleros. Ahora, Nayib Bukele apunta contra otro enemigo: los políticos
corruptos. Y no se quedó en discurso. Ya hay altos funcionarios de su propio
gobierno tras las rejas, acusados de robar el dinero del pueblo.
Pero Bukele quiere ir más
allá. Anunció el CECOC: el Centro de Confinamiento de la Corrupción, una mega
cárcel diseñada exclusivamente para encerrar a alcaldes, ministros y diputados
que se llenaron los bolsillos a costa de los salvadoreños.
“Al que robe un centavo del
dinero del pueblo, lo metemos preso. Y no habrá excepciones, aunque sean de mi
gobierno.”
Eso fue lo que dijo, y lo ha
demostrado. La captura de la alcaldesa de Soyapango, el arresto de comisionados
y otros funcionarios, son la prueba de que en este nuevo El Salvador nadie está
por encima de la ley.
Por décadas, el pueblo miró
cómo se levantaban mansiones mientras sus colonias seguían sin agua, cómo se
paseaban en camionetas blindadas mientras los barrios se hundían en la pobreza.
Esa historia terminó.
Si el CECOT simbolizó el fin
del poder de las pandillas, el CECOC será el fin de la impunidad política. Dos
cárceles, dos enemigos diferentes… y un solo mensaje: “En El Salvador, el
crimen ya no paga.”
Habrá quienes digan que es
demasiado. Pero también lo dijeron cuando comenzó la guerra contra las maras… y
hoy las familias pueden caminar libres en sus calles.
Al final, el CECOC no es
solo concreto y barrotes: es un símbolo. El recordatorio de que el dinero del
pueblo es sagrado.
Porque como dijo Bukele: “Yo
no quiero ser recordado como el presidente que no robó, pero se rodeó de
ladrones. Yo quiero ser recordado como el presidente que no robó… y que no dejó
que nadie robara.”
Dios bendice a un pueblo
cuando se levanta contra la injusticia. Y hoy, El Salvador manda un mensaje al
mundo: la corrupción también se encarcela.
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personas si tú también quisieras que se acabara la corrupción en tu país.
Basado en declaraciones públicas y reportes de prensa salvadoreña sobre propuestas y procesos judiciales en curso. Esta versión fue adaptada con fines narrativos y de reflexión, y puede no reflejar el desenlace final de los casos.