María Claudia Tarazona calificó a Petro de “atrevido” y “descarado”


A poco más de un mes del  fallecimiento de su esposo, el senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay, María Claudia Tarazona rompió su silencio en una emotiva entrevista para Noticias RCN, en la que expresó sus sentimientos y decisiones tras la muerte de su esposo. En una conversación con el periodista José Manuel Acevedo, la esposa del senador asesinado habló con dureza sobre la postura del presidente Gustavo Petro respecto a la tragedia familiar, y no dudó en calificarlo de “descarado” y “atrevido” si hubiera intentado asistir al funeral de su esposo.

“Descarado, sin duda. No tengo nada más que decir. Descarado, atrevido”, fue la contundente respuesta de Tarazona cuando el periodista le preguntó sobre la posibilidad de que Petro o alguno de sus ministros hubieran querido participar en las ceremonias de despedida. Sus palabras reflejaron un profundo malestar hacia la actitud del presidente, al que consideraba ajeno a los sentimientos y la dignidad de su familia en ese doloroso momento.

Lo que siguió en la entrevista fue un relato detallado de cómo María Claudia Tarazona tomó la decisión de impedir la presencia del mandatario y su círculo cercano en el funeral. Según su testimonio, fue ella quien, al enterarse de que la vicepresidenta o algún miembro del Gobierno de Petro podría asistir al acto fúnebre, se dirigió a una persona clave para asegurarse de que eso no sucediera.

“Yo estaba en el Congreso y Miguel papá (Miguel Uribe Londoño) me avisa, me dice: ‘Creo que la vicepresidenta va a ir a la catedral o va a enviar a alguien’. Y yo fui donde una persona que podía incidir en eso, y le digo: ‘Si el señor presidente, la señora vicepresidenta o alguien de su gabinete llega a la catedral, yo voy a tener que coger el micrófono y pedirles que se salgan’”, explicó con firmeza.

María Claudia Tarazona dejó claro que su determinación no tenía marcha atrás. No quería ni la presencia del presidente ni la de ninguno de sus colaboradores cercanos en un espacio tan íntimo y sagrado como lo era la iglesia donde se despediría a su esposo.

“Entonces, voy a pedirles el favor que no me hagan pasar por esa situación, porque inexorablemente lo voy a hacer. No quiero la compañía de Petro ni de ninguno de sus aliados en la catedral de un ser tan magnífico como Miguel, con gente tan deshonrosa como ellos”, afirmó sin dudarlo.

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