La enigmática Lanza de Longino: mató a Jesús y obsesionó a Hitler y Napoleón


El enigma de la Lanza de Longino es uno de los grandes misterios tanto de la fe cristiana como de los interesados en la historia y la arqueología. Según cuenta la historia, el centurión Cayo Casio Longinos comendaba los soldados romanos en el momento de la crucifixión de Jesucristo en el Gólgota.

De acuerdo al relato bíblico, como los condenados tardaban mucho en morir los romanos llevaron a cabo un crurifragium: rompieron las piernas de los crucificados para que no puedan estar de pie para respirar y murieran asfixiados. Luego de romper las piernas de los dos reos que acompañaban a Jesús, el Longinos tomó su lanza y la clavó en la parte derecha del torso de Jesús para certificar que había muerto. Cuando retiró la lanza, de la herida empezó a manar sangre y agua.

Según el evangelio de San Juan: "Fueron pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua".

De allí en más esa lanza pasó a llamarse la Santa Lanza, la Lanza del Destino o la Lanza de Longino. Hoy es considerado uno de los artefactos sagrados más importantes y enigmáticos.

Dónde está hoy la Lanza de Longino

Al día de hoy no se conoce exactamente la ubicación del artefacto. Una estaría en el Vaticano, pero no puede ser vista por el público y estaría escondida en uno de los cuatro pilares de la basílica de San Pedro. También se afirma que estaría en el museo del palacio Hofburg, en Viena, otra se ubicaría en Cracovia, Polonia, desde el siglo XIII y por último también se habla de la Lanza de Antioquía, custodiada en la catedral armenia de Echmiadzin.

La historia de la lanza también habla de un poderoso poder que otorgaría a su dueño. Según la historia y la leyenda, la lanza estuvo en manos del rey Herodes, de los emperadores Constantino y Teodosio, y de los reyes bárbaros Alarico y Teodorico. En el año 732 Carlos Martel la habría teniendo en su poder cuando venció a los árabes en Poitiers. Incluso se dice que Carlomagno venció en todas sus batallas hasta que perdió la lanza. Federico I Barbarroja habría muerto ahogado cuando perdió la lanza en un río de Turquía.

Napoleón y Hitler buscaron la lanza

En el año 1796, Napoleón habría buscando la lanza de Cristo, que en ese momento estaba en Nuremberg. Se dice que el barón Von Hugel la vendió a los Hasburgo, junto a otros objetos históricos y artísticos. Se trata de la lanza y el tesoro exhibidos actualmente en el museo del Palacio de Hofburg y que fue robado por los nazis en los años 30 del siglo pasado.

Algunas versiones dicen que Hitler vio por primera vez la lanza exhibida en Hofburg durante su estancia en Viena, cuando estudiaba para ser artista. Cuando Alemania anexó Viena, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Hitler se hizo con la legendaria lanza.

Con la caída del Tercer Reich, el 30 de abril de 1945, los Aliados recuperaron la lanza. Casualmente, el mismo día que Adolf Hitler se quitó la vida en su búnker de Berlín, asediado por el Ejército Rojo. La reliquia volvió a Habsburgo para su exhibición en Hofburg, donde actualmente se puede visitar.

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