Un grupo de 20 exsoldados
colombianos que viajaron a Ucrania para unirse a las filas del ejército de ese
país en medio de la guerra contra Rusia, solicitó ayuda urgente al Gobierno de
Gustavo Petro para regresar a Colombia. Los hombres aseguran que se encuentran
atrapados, sin recursos económicos, ni vías seguras para salir del territorio
ucraniano.
Los excombatientes, muchos
de ellos con experiencia en el Ejército Nacional, viajaron entre 2022 y 2023
atraídos por ofertas laborales y promesas de sueldos altos por parte de
intermediarios privados. Sin embargo, con el recrudecimiento del conflicto y la
reducción de contratos, varios quedaron fuera de las filas activas, sin
protección, sin vivienda y sin dinero para regresar.
En declaraciones a medios
internacionales, algunos relataron que han dormido en refugios improvisados,
carecen de atención médica y viven bajo la constante amenaza de ataques. “Nos
sentimos abandonados, ni Ucrania ni Colombia nos responden”, aseguró uno de los
exmilitares a El Tiempo.
Según las versiones
conocidas, los colombianos han intentado contactar a la Embajada de Colombia en
Polonia —que atiende asuntos consulares en Ucrania—, pero afirman que la
respuesta ha sido limitada o nula. Por eso, piden una intervención directa del
Ministerio de Relaciones Exteriores y del propio presidente Gustavo Petro para
gestionar su repatriación.
Desde el inicio de la
invasión rusa en 2022, decenas de exsoldados latinoamericanos, especialmente
colombianos, fueron reclutados para reforzar las tropas ucranianas en labores
de defensa o entrenamiento. Muchos lo hicieron por motivos económicos, tras
retirarse de las Fuerzas Armadas nacionales.
No obstante, informes de
organizaciones humanitarias advierten que varios de ellos se encuentran hoy en
una situación de vulnerabilidad, sin cobertura legal clara ni respaldo
diplomático, lo que complica su retorno.
Mientras el conflicto en Ucrania se prolonga, estos veinte colombianos esperan una respuesta del Estado. “Queremos volver a casa, no pedimos más que eso”, repiten desde una zona en la que el sonido de la guerra aún no se apaga.