Petro acelera plan castrochavista con llamado a una constituyente


Con año y medio en la Presidencia, Gustavo Petro ya anunció este viernes lo que viene para Colombia. Durante la campaña no solo se distanció de la dictadura venezolana sino que convirtió en motivo de burla las advertencias de que buscaba imitar el modelo castrochavista, que desde la izquierda colombiana negaron que existiera. Una vez instalado en la Casa de Nariño comenzaron los acercamientos con el régimen de Nicolás Maduro hasta sumar cuatro viajes a Caracas y un quinito encuentro en la frontera. Hoy sigue los pasos que su mentor Hugo Chávez, de quien fue anfitrión en su primera visita a Bogotá, al plantear la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente con la excusa de poder cumplir con sus promesas de campaña que no ha logrado que avancen en el Congreso mediante reformas.

“Diálogo sí, concertación sí, pero con el pueblo en las calles. Si las instituciones que hoy tenemos en Colombia no son capaces de estar a la altura de las reformas sociales que el pueblo, a través de su voto, decretó, demandó, mandó y ordenó, entonces no es el pueblo el que se va arrodillado hacia su casa, derrotado. Son las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que presentar. No es el pueblo el que se va, es la institución la que cambia. Esa es la historia de la democracia y de los pueblos libres. Y por tanto, si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente, en medio de este estado y bajo la Constitución de Colombia, no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”, dijo Gustavo Petro durante un discurso desde Puerto Resistencia, en el centro de Cali.

Petro sigue el libreto chavista de la constituyente

Petro confesó este viernes su intención con la constituyente que propone que en nada se diferencia de lo que ofrecía Chávez en Venezuela hace poco más de dos décadas. “La Asamblea Nacional Constituyente debe transformar las instituciones para que le obedezcan al pueblo su mandato de paz y de justicia, que es fácil de lograr en Colombia”, sentenció desde la capital del departamento Valle del Cauca a manera de amenaza a los congresistas si no aprueban sus reformas, considerando que este martes sufrió un duro revés la reforma a la salud, mientras casi en paralelo el ministro del Trabajo advertía que si no pasaba la reforma laboral el gobierno sancionaría a empresas que tengan “acciones antisindicales”. La respuesta de Petro ha sido arrogante al contestar que no retirará sus proyectos.

Si bien Hugo Chávez asumió el poder en Venezuela en febrero de 1999 jurando ante la “moribunda Constitución” de 1961, como una manera de ratificar su promesa de campaña de cambiar la carta magna, Gustavo Petro ha sido más cauteloso, ya que para ganar la Presidencia debió prometer lo contrario: respetar la Constitución colombiana de 1991 y descartar la posibilidad de reelegirse, pues en Colombia no existe actualmente la reelección. Sin embargo, en su discurso de esta noche, Petro ya asomó su intención de incumplir su primera promesa. ¿Cuánto falta para que anuncie que incumplirá la segunda? No hay que olvidar que en campaña Chávez juró no reelegirse, descartó ser socialista y prometió que no cerraría ningún medio de comunicación.

Los globos de ensayo del petrismo

Gustavo Petro se acerca a la mitad de su periodo y parece empezar a pisar el acelerador de su proyecto político que su vicepresidente, Francia Márquez, admitió a los pocos meses de haber asumido el poder que “el cambio no es posible en cuatro años”. Desde entonces, algunos globos de ensayo se han ido lanzando. “Una Asamblea Nacional Constituyente, para una nueva reforma política”, sugirió en marzo del año pasado la fallecida senadora del Pacto Histórico, Piedad Córdoba, que fue en sus últimos años una muy cercana aliada de Petro.

Pero no se trataba de una propuesta aislada. “¡Colombia decide si dejamos en manos de las mafias politiqueras las grandes reformas que el país necesita o constituyente ya! El gobierno del poder popular tiene que levantarse para que la constituyente popular sea una realidad. El presidente Gustavo Petro no puede seguir secuestrado por un Congreso mañoso”, soltó para la misma fecha Alfredo Saade, quien fuera precandidato a la Presidencia por el Pacto Histórico. Y nótese además en este caso otra similitud nada casual con la retórica discursiva de la dictadura chavista, que ha abusado de la frase “poder popular”, al punto de haberla agregado al nombre de todos los ministerios.

La excusa para aferrarse al poder

Tampoco hay que olvidar que justo después del fallecimiento de Piedad Córdoba, el mandatario colombiano asomó una copia del libreto chavista para preservar el poder en 2026 con la propuesta de configurar “un solo partido político” en un “congreso progresista”, para lo cual convocó al “Frente Amplio”. Y a esto agregó que el “objetivo” de esta organización es “ganar las elecciones de 2026 y hacer irreversible la transformación democrática de Colombia y el Acuerdo Nacional para la Justicia y la Paz”.

No se equivocó el abogado y profesor universitario Rodrigo Pombo cuando dijo en una entrevista con PanAm Post que el fracaso de las reformas de Petro sería la excusa para una constituyente. “Yo traté de hacer todas las reformas, la política, la de la salud, la laboral, la pensional, y no me dejaron hacerlo. ¿Y quiénes no me dejaron hacerlo? Los de siempre, los oligarcas, el enemigo interno. Y esos son nuestros enemigos. A esos hay que derrotarlos. Y los vamos a derrotar en las urnas, pero no en cualquier elección, sino en una elección extraordinaria y superlativamente importante, como lo sería la de la Asamblea Nacional Constituyente”, advirtió hace casi un año que en ese sería el discurso de Petro. Su advertencia se cumplió.

Por José Gregorio Martínez

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