El gobierno de EE.UU. reiteró este miércoles su postura frente al narcotráfico, declarando que los cárteles de la droga son “narcoterroristas” y comparándolos con Al Qaeda, en un anuncio del secretario de Defensa, Pete Hegseth.
El funcionario señaló que, mientras Estados Unidos ha combatido grupos islamistas durante más de dos décadas en el exterior, “ahora enfrentamos una amenaza equivalente dentro de nuestras fronteras”. Según explicó, las organizaciones del narcotráfico “envenenan a la población estadounidense y generan violencia en nuestras calles”.
Hegseth indicó que, por orden del presidente Donald Trump, las fuerzas armadas contarán con mayor autonomía para actuar frente a estas redes criminales. Esta decisión forma parte de una estrategia más amplia para reforzar la seguridad interna y frenar la influencia de los cárteles.
La nueva doctrina militar, que equipara a los cárteles con grupos terroristas, ha generado preocupación entre analistas y organizaciones internacionales. Algunos advierten que esta política podría tensar las relaciones diplomáticas con países latinoamericanos, al abrir la puerta a operaciones unilaterales y a un uso más amplio de la fuerza.
Las recientes acciones en el océano Pacífico —donde se reportaron ataques contra embarcaciones sospechosas de transportar drogas— han intensificado el debate sobre los límites de la soberanía, el derecho internacional y la eficacia de la militarización en la lucha antidrogas.
Mientras Washington refuerza su narrativa del “narcoterrorismo”, el resto del continente observa con cautela los posibles efectos de esta redefinición del enemigo.
